RENACER, ES ESPERANZA!!!

RENACER, ES ESPERANZA!!!

anibalcaropreso
miércoles 1 May 2024

Buceando en nuestro aljibe

Este escrito forma parte de la recopilación que se ha preparado de la serie escrita por Enrique Conde “Buceando en nuestro Aljibe”, disponible para su descarga gratuita de la sección Libros de este blog.

Cuando nos enfrentamos a la partida de un hijo, que es la más grande conmoción existencial a la que se puede enfrentar un ser humano, perdemos la noción de todo lo que nos rodea.

 Es una conmoción tal como si hubiera caído una bomba a nuestro alrededor, como si  un volcán hubiera explotado en nuestro interior; no sabemos donde estamos y nos asaltan los «¿por qué?»

«Porqué a mi hijo o mi hija», «porque no  a mí», «porque no hicimos esto o aquello» y una nube de confusión nos envuelve y no vemos la puerta para salir de esa situación, es como si la vida ya no tuviera sentido para nosotros.

Siempre pensábamos que si perdíamos un hijo, nosotros nos moríamos detrás de él, sin embargo, estamos vivos y las preguntas no encuentran respuestas y cuando venimos a RENACER nos dicen que  nunca nadie ha tenido respuestas a las preguntas que surgen, porque no somos nosotros los que tenemos que hacerle preguntas a la vida o a Dios, sino que es la vida la que nos hace una pregunta, tú padre o madre que has perdido un hijo: ¿cómo vas a vivir de ahora en adelante?

 Al nacer nuestros hijos nos enseñaron una manera distinta de amar; nosotros conocíamos lo que era el amor a la madre, al padre, a los abuelos, a los tíos, a los hermanos, luego al compañero o la compañera, pero cuando ellos llegaron a nuestro hogar nos enseñaron a amar de una manera distinta  y ahora, al partir, nos han enseñado otra manera de amar, un amor incondicional, más sublime que  ni siquiera necesita de su presencia física.

Entonces, por ese amor, podemos cambiar de actitud frente a la vida, en homenaje a ese hijo que partió y podemos hacernos la pregunta: ¿cómo habría querido vernos? ¿llenos de angustia? ¿llenos de odio? ¿o llenos de amor?

Cada uno en su intimidad puede responderse esta pregunta.

A veces, cuando los recordamos, pensamos en ellos como que  están allí donde tuvieron el accidente, o en la cama del sanatorio u hospital, o en el momento que decidieron por su cuenta partir o fueron agredidos… pero ellos no están ahí. Ellos están en otro lugar, al que por nuestras limitaciones físicas no podemos acceder, pero cualquiera sea nuestra creencia de: «a dónde vamos a ir después de nuestra propia muerte…», allí están ellos esperando nuestra llegada.

La responsabilidad que surge desde ese momento hasta el instante de nuestra muerte, es la de vivir dignamente.

Vivir dignamente en su homenaje, pero también vivir dignamente por nosotros mismos que lo merecemos y vivir dignamente por quienes nos rodean.

Por los hermanos, quienes han perdido a un ser tan querido, su compañero de juegos y picardías, muchas veces su compañero de pieza, su mascota o  su modelo, según  la edad.

Ellos están sufriendo calladamente y ven que sus padres, sumidos en su propio dolor, se han  olvidado que ellos existen. Entonces, suman a su dolor, el dolor de perder a su mamá y a su papá que ya no son los mismos.

 ¿Somos las mismas personas de antes, luego de la partida de un hijo? No, no somos las mismas personas.

 Si no somos las mismas personas, sólo quedan dos opciones o somos mejores personas o somos peores personas, ¿qué eligen ustedes?

Es esa la gran opción que se nos presenta en la vida frente a lo que nos sucedió.

  Seguramente que por el camino de las emociones, encerrándonos en nosotros mismos y renunciando a vivir, no vamos a ser mejores personas, quizá lleguemos a ser un estropajo, lleno de  angustia, de llanto, de bronca, de odio, de resentimiento que es el camino al que nos llevan las emociones.

 Pero según nos dice Víktor Frankl, el ser humano es el único ser del universo que es capaz  de oponerse a aquello que lo condiciona, de oponerse a sus propias emociones y agrega: nos podrán quitar todo menos la última de nuestras libertades, que es la libertad de asumir una actitud frente a lo que nos pasa en la vida.

 ¡Sí, la partida de un hijo nos ha condicionado! Pero tenemos la libertad que nadie nos puede quitar, de asumir una actitud positiva en homenaje a ese hijo.

Elisabeth Kübler Ross, que es una científica suizo-norteamericana, que se dedicaba en su profesión de médico a atender enfermos terminales, nos dice que aunque parezca extraño, la pérdida de un hijo puede producir en los padres un despertar espiritual.

Ese es el “despertar espiritual” al que se refiere el mensaje de RENACER, cuando nos enfrenta a la opción de ser mejores personas. No mejores personas que los demás, que sería una actitud de vanidad, sino mejores que nosotros mismos, mejores hoy que ayer, mejores mañana que hoy.

Entonces aparece la figura de nuestros hijos como maestros.

Su partida nos enseña a no temerle a la muerte, nos enseña a dimensionar el poco valor que tienen las cosas materiales, nos enseña a ser más tolerantes con las cosas que nos pasan a diario, nos enseña a comprender el dolor de los demás, en fin, nos enseña  a ver la vida y la muerte de una manera muy distinta  a como la ve la cultura en la cual estamos inmersos.

En RENACER, si bien podemos homenajear a nuestros hijos llevándoles flores al cementerio, u ofreciéndole misas, prendiendo velas o  exhibiendo su foto, hemos aprendido una forma más profunda de homenajearlo, que es con nuestra propia vida.

Es seguro que cada uno, en su momento, hemos ofrecido nuestra propia vida a cambio de la suya y no nos fue concedido, pero hoy podemos vivirla en su homenaje

 Diariamente, ya sea en nuestro hogar, en la calle, en la oficina o donde sea que estemos, se nos presentan situaciones que nos pueden fastidiar, nos pueden molestar, que habitualmente contestábamos con ira, fastidio o violencia. Pues bien, frente a esas situaciones, que son hechos que  no podemos cambiar, ahora podemos, en homenaje a nuestros hijos cambiar también de actitud. Por ejemplo,  en la calle en vez de acordarnos de la familia del otro conductor, en vez de fastidiarnos cuando en la cocina nos pasa algo, en homenaje a nuestros hijos podemos cambiar de actitud y en poco tiempo nos daremos cuenta que ya no contestamos, que ya no nos violentamos, que ya no nos fastidiamos y eso constituye en gran medida ser mejores personas, gracias al homenaje que le estamos haciendo, calladamente a nuestro hijo.

 Se dirá que es difícil. Sí, es dificilísimo, pero ¿acaso no es más difícil vivir amargados, desilusionados, llenos de pena y angustia? Entre dos cosas difíciles podemos elegir aquella que sea mejor, todo depende de cada uno y de nadie más.

La semilla es buena, dependerá de cada uno que caiga en terreno fértil y que la cuide hasta que se robustezca, nosotros sólo transmitimos el mensaje y les podemos asegurar que es posible.

 Todos hemos llegado de la misma manera.

 RENACER es la esperanza  que llegará un momento en que la paz interna,  que perdimos el día de la partida de nuestros hijos, llenándonos de oscuridad, volverá a nosotros como demostración cabal del triunfo del amor sobre el dolor.

                                                                                      29 DE AGOSTO DE 2014

CÓMO VIVO MI VIDA, PARA QUE DIRVE TANTO DOLOR, QUÉ HAGO CON ÉL?…

CÓMO VIVO MI VIDA, PARA QUE DIRVE TANTO DOLOR, QUÉ HAGO CON ÉL?…

anibalcaropreso
domingo 28 abril 2024

Testimonios

La vida, dice Víktor Frankl, no es un pergamino que deba ser leído, sino un libro que debe ser escrito. Entonces hay que escribir el libro, hay que dejar de entretenerse en leer el pergamino, hay que decir: «¡Basta! no puedo cambiar lo que pasó, no puedo traer a mi hijo de vuelta».

Tengo que aprender qué es lo que puedo hacer de valioso todavía por delante, qué es lo que puedo aprender de tanto dolor.

En el fondo, la tragedia no es perder un hijo, la tragedia es perder un hijo y no aprender nada de eso, porque entonces su muerte fue en vano, una muerte sin sentido, una muerte absurda.

Como padre/madre, tengo la obligación de que no sea de esa manera y solamente cada uno lo puede cambiar, solamente cada uno puede decidir qué es lo que va a aprender de ésto: si voy a llorar, que pueda regar las plantas del jardín, es decir, que el nuestro dolor y nuestra tragedia no sea en vano, que no tenga sentido seguir mirando hacia atrás, eso no conduce a ningún lado, vas a quedar cristalizado como la mujer de Lot, hecha un montón de sal.

El resultado final es que vamos a haber muerto con nuestro hijo y así habremos hecho de nuestro hijo nuestro verdugo.

Ese mensaje, repito, yo no quiero darlo y el único elemento para no darlo es mi vida y la manera en que la vivo, no tengo otra cosa, no hay otra manera.

¿Cómo vivo mi vida? ¿Qué es lo que hago con tanto dolor? ¿Para qué sirve este dolor?

Que yo sepa, para una sola cosa: para hacerte más solidario y ayudar a otra persona a que sufra menos.

Pero si quieres ayudar a otra persona a que sufra menos, no puedes acercarte a ayudarla y decirle: ¿Cómo estás? yo también perdí un hijo, ¡Ah! y tengo tantas culpas y todavía no puedo tal y cual otra cosa…

¿Qué clase de ayuda es esa?

Cuando uno está dispuesto a ayudar a otra persona, se tiene que olvidar de su propio dolor, se tiene que olvidar del dolor, tiene que decirle yo también perdí un hijo y sé que se puede salir adelante.

Alicia Schneider y Gustavo Berti

«LA VIDA» NECESITA SERES COMPASIVOS Y SOLIDARIOS…..

«LA VIDA» NECESITA SERES COMPASIVOS Y SOLIDARIOS…..

anibalcaropreso

lunes 29 abril 2024

Berti, Alicia y Gustavo, Esencia de Renacer

LA VIDA NECESITA SERES COMPASIVOS, GENEROSOS Y SOLIDARIOS

“El descubrimiento de la dimensión espiritual del «yo trascendental», llega durante
esa noche oscura del ser que se manifiesta en los rostros transidos de dolor y en una apatía
suprema; pero así también, cuando amanece, se nota en la actitud del ser, el despertar de la
trascendencia.”
“Siempre, de un sufrimiento, hay una lección que aprender, y esa lección tiene que ver
con el crecimiento interior, tiene que ver con darnos y brindarnos a manos llenas a la vida,
porque la vida nos necesita, necesita seres compasivos, necesita seres generosos y
solidarios.”

“RENACER ofrece la posibilidad de hacer una transformación interior, un crecimiento
interior si tú así lo eliges hacer, pues, como siempre, depende de tu elección y es tu
responsabilidad.”

“Cuando, merced al sufrimiento, la persona es arrojada a lo más profundo de su ser,
en ese momento se accede, paradójicamente, a un estado que provoca una transformación
personal que puede compararse con una conversión religiosa, estado que permite al
hombre ver como es verdaderamente el mundo existente, no ya para su conciencia de ser
sufriente, sino de ser humano.”

“El presente, es como la puerta que separa el pasado de donde ya nada puede ser
borrado, y el futuro donde se abren posibilidades a descubrir, que es, quizás, la manera
más esperanzadora de ver el fluir del tiempo. Por el contrario, de igual manera, puede
ocurrir que ese hombre tiemble y ceda ante tamaño desafío y se consuma en la hoguera de
sus emociones.”

“El hombre es un ser libre para elegir otra cosa, para ver y decidir que las cosas
siempre pueden ser distintas y, por sobre todo, mejores a como son, pues hay algo a lo que
los humanos nunca podemos renunciar: no podemos renunciar a ser libres.”

«El «crecimiento interior», tan buscado por tantos padres, consiste en la cada vez más
cercana aproximación a la compasión vivida, no reflexionada; al decir esto, tomamos en
cuenta que no se llega a ser compasivos a través de la lectura o reflexión, sino merced al
amor compartido con aquellos con quienes el destino común nos ha hermanado.»

“Es muy común escuchar, y ustedes lo habrán escuchado, de papás que dicen:
nosotros llevamos un tiempo acá, ahora queremos crecer, queremos que nos den material,
que nos den literatura, que nos digan cómo crecer.”
“Cuando un papá hace esa pregunta, nosotros le tenemos que decir: no importa lo
que tú esperes de RENACER lo que importa es lo que RENACER espera de ti.”
Esencia de Renacer.

Alicia Schneider y Gustavo Berti

¿ES POSIBLE CONVERTIR EN TRIUNFO UNA TRAGEDIA?

¿ES POSIBLE CONVERTIR EN TRIUNFO UNA TRAGEDIA?

anibalcaropreso

viernes 26 abril 2024

Buceando en nuestro aljibe, Renacer una fuente inagotable

De la fuente inagotable de RENACER

La historia de RENACER es la historia de un cambio posible conseguido por miles de personas de múltiples comunidades, cimentado en un nuevo y sólido fundamento filosófico antropológico y una moral, de la responsabilidad y de la libertad, sustentado en la dimensión espiritual, atributo específicamente humano.

         El trabajo en RENACER está profundamente influenciado por la obra de Víktor Frankl, pues en su obra, se encuentran los fundamentos antropológicos y filosóficos necesarios para llevar adelante esta tarea.

         Según Víktor Frankl, el hombre pese a los condicionamientos físicos y psicológicos, es, antes que nada, un ser espiritual capaz de levantarse por encima de sus condicionamientos físicos, en las alas indómitas del espíritu y responder en libertad responsablemente.

         Ser libre no significa libre de los propios condicionamientos físicos y psíquicos, sino libres para enfrentarse a ellos y asumir una actitud positiva.

         La vida tiene un sentido incondicionado, en oposición a los modelos que toman al hombre condicionado como ser bio-psíquico.

        Este sentido incondicionado no se pierde en circunstancia alguna, ni aun cuando el hombre se enfrente con la tríada trágica de su existencia, como son el sufrimiento, la culpa y la muerte. 

         En definitiva, lo que el hombre ansía, no es riqueza o poder o aun felicidad, sino ser capaz de encontrar una razón para vivir, capaz de encontrar sentido, no sólo a su destino, sino también a las posibilidades que esperan ser realizadas por él.

         Frankl insiste en que el hombre no llega a ser tal, hasta que no se olvida de sí mismo, ya sea para allegarse a alguien a quien amar, a una tarea que cumplir o a un sufrimiento al que encontrarle sentido y sostiene que la esencia del hombre es la auto-trascendencia.          

         En la medida en que un ser humano, en vez de contemplarse a sí mismo, reflexionando sobre sí mismo, desea ponerse al servicio de una causa superior a él o amar a otra persona, se encuentra con la autotrascendencia que es una cualidad esencial de la existencia humana.

         Ser hombre significa estar orientado a algo o a alguien que no es él mismo. 

          Es un ejemplo de cómo encontrarle un sentido a la vida,

“Únicamente el que ha estado adentro sabe lo que pasó”, dice Víktor Frankl en “El hombre en busca de sentido”.

Sólo resta buscar la manera de que este libro, como base para los próximos cincuenta, cien y más años de RENACER, esté en todas las bibliotecas de todas las ciudades, pueblos y villas del mundo y obviamente en todos los grupos RENACER, no como una especulación teórica, sino como una experiencia vivida por quienes se enfrentaron a la crisis existencial más grande a que puede ser sometido un ser humano, como es la pérdida de un hijo.

Viernes 26 de abril de 2024

Eiségesis de lo expresado por sus iniciadores Alicia Schneider y Gustavo Berti, recopilado por Enrique y Ana Doris, con el aura de Ulises y el recuerdo más dulce que pueda existir para nuestra querida dulce Ana junto a Enrique y a Enriquito.

Hoy, me toca a mí Ana Doris, en homenaje a mi querido papá, continuar su obra ya escrita de antemano pensando que este momento llegaría algún día y dejándome como trasmisora de su labor de mensajero de RENACER, ya que siempre afirmaba, fervientemente, que el mensaje de RENACER debe trascender a las personas.

De RENACER Congreso – Montevideo, Uruguay

                                          “Por la Esencia de RENACER”

CUANDO UN HIJO MUERE

CUANDO UN HIJO MUERE

anibalcaropreso

miércoles 24 abril 2024

Berti, Alicia y Gustavo, Esencia de Renacer

Nota publicada en el diario Perfil el día 1 de octubre de 2016.
Disponible en: Una profunda transformación que nace del duelo y el dolor.

A casi treinta años de la fundación de los grupos RENACER, de padres que han perdido hijos, uno de sus creadores comparte su experiencia, basada en una profunda evolución interior y en la Ayuda Mutua.

La muerte de un hijo constituye una verdadera conmoción existencial, la más severa por la que un ser humano puede transitar al margen de la propia muerte y para la que, salvo la muerte de otro hijo, no existen referentes previos.

Ella conduce a un sufrimiento tan intenso, tan penetrante y en ocasiones tan aniquilador que continúa siendo un enigma para la cultura occidental, al punto tal que aún hoy ninguna lengua ha hallado una palabra que nombre esta tragedia y a quienes sobreviven a la misma. Pareciera que la historia tratara de ocultar sus falencias quitando palabras de las fuentes del lenguaje. Pocos se han aproximado al misterio, entre ellos César Vallejo, en su libro Los Heraldos Negros de la Muerte: “… son las crepitaciones de un pan que en las puertas del horno se nos quema.”

Resulta extremadamente difícil explicar a quien no ha pasado por esta experiencia, el profundo significado de la misma y así, entre esta falta de nombre y lo complejo de su transmisión, se abre una cisura de profundas implicancias existenciales, dado que los padres que sobreviven a uno o más hijos muertos siguen siendo ayudados mediante métodos que responden a antiguos paradigmas que se muestran ineficientes respecto al objetivo deseado.

Con el propósito de demostrar esta aseveración, quiero remitirme a Martin Heidegger para quien «donde no hay palabra no hay nombre» y por lo tanto no hay ser. Entonces es necesario pensar lo no pensado, pero no en el sentido de pensar lo que se oculta detrás del pensamiento, sino lo verdaderamente no pensado aún. Es un proceso de creación auténtico, hay que ir más allá de un mero «desocultar» algo que ha permanecido oculto. Hay que ir, por lo tanto, más allá de los límites, más allá inclusive de la misma verdad transmitida.

Ahora bien, si la muerte de un hijo a lo largo de la historia no ha podido dar un nombre a los padres que quedan, ¿significa esto que el duelo por la muerte de un hijo no existe?. De ninguna manera. Lo que aquí se sostiene es que, ante la ausencia del ser (palabra), todos los conceptos vertidos por las ciencias de la Psiquis sobre el duelo por una muerte, que al venir da un nombre a los deudos (viudez, orfandad, …), carecen de vigencia, carecen de ser, por lo que cuando se aplica a los padres que pierden hijos son, en estos casos, sólo meras apariencias.
A lo largo de 28 años hemos preguntado a miles de padres y madres, qué diferencia existe entre el duelo por la muerte de un padre/madre y la de un hijo. ¿Es una diferencia de cantidad, de un dolor más severo o es una diferencia de calidad, algo distinto? La respuesta unánime ha sido que el sufrimiento de un hijo es algo distinto a un duelo por un padre, hemos preguntado entonces: ¿Es posible que eso distinto esté indicando un proceso de transformación interior a transitar?. La respuesta también ha sido unánime: «Un hijo que muere merece más que un duelo, merece un profundo proceso de transformación interior por parte de los padres, una modificación existencial que va más allá de un mero transitar un duelo».

A partir de estos conceptos, se torna claro el desafío: no existe un duelo (en el sentido dado comúnmente) por la muerte de un hijo. Es necesario buscar nuevos caminos, explorar nuevos territorios, pensar lo aún no pensado, osar desafiar los límites, inclusive los del mismo lenguaje, inclusive los del propio Dios cuyo nombre, según Foucault, pone un límite intraspasable al lenguaje y con él al propio ser. Quizás nos encontramos en la búsqueda del ser a partir de la nada (muerte).
Así, entre el límite de lo que la palabra significa o puede nombrar y la búsqueda de un lenguaje infinito que nos compele a desocultar (descubrir) aquello que está más allá de todo límite, de todo duelo, de todo sentido aparente, transcurre el sufrimiento por la muerte de un hijo.

¿Qué alternativas existen entonces para quienes pierden hijos, máxime cuando el sufrimiento no es una enfermedad sino una condición esencial de la humanidad?.

En nuestra experiencia, la respuesta yace tanto en una profunda transformación interior como en el proceso de Ayuda Mutua. Sólo otra persona que haya pasado por idéntica experiencia de vida puede comprender lo que se experimenta cuando muere un hijo. Sólo aquel que ha llegado a las profundidades del infierno y ha emergido como un nuevo ser, tiene el conocimiento y la capacidad para ayudar a quien recién comienza a transitar el duro camino del sufrimiento. Por esta razón es que se encuentra intrínsecamente ligada la experiencia de la Ayuda Mutua a la del sufrimiento y su trascendencia, a través de la búsqueda de sentido en la tragedia y posteriormente en la vida misma.

De esta manera, como alternativa a la elaboración de un duelo, que en este caso no es más que mera apariencia e impide la trascendencia del sufrimiento, nace el grupo RENACER de padres que enfrentan la muerte de hijos, el 5 de diciembre de 1988 en la ciudad de Río Cuarto, con los siguientes objetivos:

Enfrentar el sufrimiento (la realidad objetiva),

Aprender de dicha realidad,

Encontrar sentido en el sufrimiento y dar un nuevo significado a la vida.

Dentro de lo real a aceptar y evaluar, surge una verdad incontrastable que constituye el primer peldaño de una escalera a construir: luego de perder un hijo: «No podemos volver a ser quienes éramos». Es imposible volver a ser la misma persona menos un hijo, nos hemos transformado radicalmente.

Al cabo de un año de trabajo, nos encontramos con un gran número de vivencias (fenómenos), aportadas por los padres y se hizo necesario encontrar un marco epistemológico de referencia para que la tarea pudiera replicarse en otros lugares.

Para ese entonces contábamos con algunas referencias que fueron útiles: «Reconocíamos la profunda transformación existencial presente desde el primer momento, lo que implicaba la aparición de un hombre nuevo; éramos conscientes de un “preconocer axiológico” (intuición moral) de dos personas que intuyeron, después de perder un hijo, que las cosas podían ser distintas, que existía la posibilidad de modificar el destino; de que esa elección era de índole moral y que ser moral significa tanto el deseo como la voluntad de ayudar a un hermano en su desgracia».

propia, el rostro del “Otro” cuya mirada conmina a sumir responsabilidad por el mismo y así, paulatinamente, los padres aprenden que no vale la pena perder tiempo derribando vallas.

Es decir, elaborando emociones que supuestamente los condicionan cuando pueden saltarlas para ayudar al hermano que sufre y al sortearlas se dan cuenta de que se levantan por sobre sí mismos, de que verdaderamente existen y en ese proceso, trascienden su dolor dándole alas a su espíritu para este salto y al mismo tiempo, arrastrados por ese sentido inicialmente hallado en el servicio, en ese mismo lanzamiento que paradójicamente los conduce no sólo al otro sino a su propio ser.

Desaparece también la angustia existencial pues la nada se desvanece en la plenitud del sentido. Asimismo, es frecuente experimentar la epifanía de ver salir de una reunión con una sonrisa a alguien que entrara con el rostro transido de dolor.

A lo largo de estos años de vida, la tarea de los grupos abre nuevos horizontes existenciales: cuestiona el modelo de duelo vigente para quienes pierden hijos; transforma la cultura (la capacidad de hacer que las cosas sean distintas de como son), en el sentido en que convierte una tragedia personal en un triunfo del espíritu humano; demuestra que un modelo filosófico antropológico reconocido, como la Logoterapia puede, y debe, ser sustento de una actividad grupal –de todo grupo en realidad–; desarrolla un modelo de Ayuda Mutua que permite salir del concepto reduccionista de Autoayuda al priorizar el rostro del otro, el que con su mirada me dice: «No me abandones en mi dolor» y reconoce, y fomenta, un proceso de transformación interior tan intenso como pueda ser que conduce a un estado de conciencia ampliado en el que los padres se reconocen más solidarios y compasivos ante el sufrimiento ajeno. Y finalmente, crea una memoria colectiva de los hijos, memoria que, a diferencia de otras, trabaja sólo a favor de la vida.

Los cambios existenciales que se logran en los grupos, deben ser contextualizados dentro de la manera en que los mismos funcionan. No hay profesionales. No hay estructuras, puesto que ellas precisan cargos y estos crean poder y así se genera el círculo que conduce a la pérdida de autonomía. No existen jerarquías, cada uno de los padres está en un grupo no por merito personal sino por haber entregado un hijo a la vida, por lo que pretender ser más que otro padre indicaría que un hijo es mejor que otro y eso es inaceptable. No se maneja dinero, todo se hace con esfuerzo y recursos propios. No se trabaja con grupos de afinidades puesto que se convierten en grupos de víctimas que transfieren responsabilidad por sus vidas al victimario.

En síntesis, somos un «colectivo de seres humanos» que creemos que el hombre es lo que devuelve a la vida y hemos elegido devolver un mensaje de amor en el que vive el recuerdo y la memoria de nuestros hijos.

Este mensaje lo comparten grupos de toda Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Costa Rica, El Salvador, México y España.

Gustavo Berti: Creador con su esposa Alicia Schneider de los grupos RENACER, de padres que enfrentan la muerte de hijos. Fragmentos de este escrito han sido extraídos del libro propio Donde la palabra calla, Ed. Grijalbo, Bs.As., 2015

CÓMO TRABAJAMO S EN LOS GRUPOS RENACER

CÓMO TRABAJAMO S EN LOS GRUPOS RENACER

anibalcaropreso

lunes 22 abril 2024

Asi trabajamos en nuestro Grupo Renacer, Trabajo Grupal

EXPERIENCIAS DE TRABAJO – MAYO DE 2015

“Comentarios de la experiencia obtenida de papás y mamás que formaron un Grupo trabajando con la Esencia y Fundamentos de RENACER”

En el mes de septiembre de 2008 iniciamos el Grupo RENACER.

Nuestra forma de trabajo fue cambiando y permanentemente evoluciona, haciendo que esta tarea sea muy dinámica.

Actualmente dividimos la reunión en dos partes.

La primera parte si hay padres nuevos, está dedicada a recibirlos.
En la recepción de los padres nuevos cada integrante que ya forma parte del grupo se presenta en 1 o 2 minutos máximo diciendo, el nombre, el nombre de su hijo, cuando llegó a RENACER y que es lo que RENACER ofrece. La mamá o papá que llegó la semana anterior, dirá porqué volvió después de la primera reunión, qué la motivó volver.

Luego de las presentaciones le preguntamos a quienes llegaron: ¿Qué opinan de lo que acaban de oír?

de RENACER requieren.

Si en algún momento alguien interviene para ordenar la reunión, solo lo hace para: administrar los tiempos, ceder la palabra y evitar los diálogos. Esto es muy importante cuando en la reunión hay más de 10 personas. Cuando somos pocos, 5 o 6 personas, hay tiempo para una charla distendida y todos pueden hablar sin preocuparse por excederse. En una reunión de 30 personas a 3 minutos por persona, más las pausas, no alcanzaría el tiempo.

Fuera de las reuniones de grupos, muchas veces solemos compartir algo en un bar, o en un restaurant, o en una reunión que un papá-mamá invite a su casa, donde es realmente interesante, porque se hablan temas y se hacen las cosas que dentro del grupo no se dan. Padres que en las reuniones no se expresan con la palabra, en el bar se sueltan y no paran de hablar.

RENACER trabaja en los aspectos “vivenciales” luego de la muerte de un hijo, ayudando a que cada persona pueda responder la pregunta, ¿Qué hacemos con esto que pasó? y la responderemos de la forma que enfrentamos la vida luego de la muerte de un hijo.

La mamás y los papás, al escuchar los mensajes con los que son recibidos, se centran en cómo están desde la muerte de su hijo y saben que como están viviendo no pueden seguir haciéndolo así, pudiendo encontrar en el grupo la contención y la esperanza para que puedan ponerse de pie y encontrar su nuevo camino.

En el grupo no se alienta la “catarsis”. La catarsis es una explosión, que se expresa en llanto o en ira. Luego de ese estallido o descarga se produce una calma.

La catarsis en sí misma, en RENACER no sirve para nada. Lo que hagamos con ella puede ser beneficioso o no. La catarsis es un “bote que nos deja en el medio de un río”. Podemos quedar a la deriva o remar para llegar a una orilla o a un muelle. Cuando una mamá o papá estalla en llanto, luego “le damos los remos para que empiece a remar”.

Por eso evitamos trabajar con las emociones, ya que las mismas cambian, no solo de una persona a otra, sino en cada persona. Las emociones cambian de un día a otro y a lo largo del mismo día.

No preguntamos: ¿cómo estuviste en la semana?

Sí preguntamos: ¿Qué hiciste en la semana para estar mejor?

También, cada persona tiene una lista con los teléfonos de los demás padres ya que RENACER funciona las 24 horas del día los 7 días de la semana y nos encontramos cada sábado (o el día y hora que cada grupo decida) en la reunión semanal.

Otro aspecto muy importante es el trabajo solidario, ya que el servicio es parte esencial del trabajo de vida en RENACER. Actualmente llevamos a cada reunión un alimento no perecedero para luego llevar y poder participar presencialmente (en la medida de lo posible) donando a un Hogar, Comedor o cualquier organización que lo necesite.

Por último, la comunicación con el resto de los grupos tiene un lugar preponderante.

Los padres nuevos se integran rápidamente y asumen compromisos como sacar fotocopias, preparar la merienda, preparar el salón para la reunión, preparar las reuniones de los aniversarios e ir iniciándose paulatinamente en la búsqueda de los temas que pueden ser necesarios contar en determinados momentos en las reuniones.

ALICIA SCHNEIDER Y GUSTAVO BERTI: «PERDER UN HIJO, VOLVER A NACER»

ALICIA SCHNEIDER Y GUSTAVO BERTI: «PERDER UN HIJO, VOLVER A NACER»

anibalcaropreso

viernes 19 abril 2024

Berti, Alicia y Gustavo, Donde la palabra calla, Testimonios

Entrevista realizada por Magdalena Tagtachian en Historias de una vida

Sonríen. Hacen bromas. Cuentan chistes. Se miran y miran con amor. Alicia “Moñi” Schneider y Gustavo Berti no admiten lamento ni autocompasión.

Después de perder a su hijo mayor, están parados firmes sobre sus pies, sobre su propia voluntad de vivir en plenitud a pesar de la tragedia. “El Cielo es nuestro límite”, aseguran luminosos.

Es ese mismo Cielo que se guardó para siempre a Nicolás. Flaco y larguirucho, cursaba el último año del industrial.

Quería seguir Física astronómica en el Instituto Balseiro de Bariloche.

La madrugada del 20 de mayo de 1988 regresaba a casa luego del cumpleaños de un amigo. Su moto tuvo un accidente. Nunca llegó. Tenía 18 años.

Seis meses después, Moñi y Gustavo crearon el grupo de Ayuda Mutua RENACER , como una forma de resignificar la vida de su hijo y de ayudar a otras parejas que habían pasado o pasarían por lo mismo.

“Sólo acercándonos a otros, le daremos trascendencia a nuestro drama y podremos tener una vida plena y feliz, aún con las circunstancias que nos tocan. Esto vale para cualquier pérdida o situación de adversidad”, puntualiza Moñi, profesora de inglés, rubios rulos, mirada celeste, bella mujer de 70.

En RENACER reciben a los papás, pero también a los hermanos, abuelos y amigos de quien se fue. Hoy, a casi tres décadas de ese otro “nacimiento”, los Berti tienen más “hijos” por toda la Argentina, Latinoamérica, México, Estados Unidos y España, donde se siguen abriendo grupos.

“La partida de Nicolás nos dio la posibilidad de ser mejores personas, de hacer una transformación interior profunda. El dolor es inevitable, pero permanecer en el sufrimiento genera desesperación. Hay que darle un sentido a la pérdida. Eso implica una decisión y responsabilidad personal.

Una vez aceptado el hecho, nos planteamos qué significado le daremos, no sólo a la tragedia, sino a la vida que nuestro hijo estuvo con nosotros”, explica el matrimonio -vía Skype- desde Villa General Belgrano, rodeados de sierras y de naturaleza.

Llevan 48 años juntos. Gustavo tiene 75 y es neurocirujano. A partir del sufrimiento que escuchaba y veía en sus pacientes, empezó a estudiar los enunciados de Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra vienés de origen judío, sobreviviente de los campos de concentración.

Frankl, padre de la logoterapia y análisis existencial, plantea:

“Ahora que te ocurrió lo más terrible, ¿qué vas a hacer con ello? ¿De qué manera lo vas a enfrentar?”. Ese es el desafío que, junto a Moñi, llevaron a la dinámica de RENACER.

“No venimos al grupo a hacer el duelo, ni a ahondar en detalles dolorosos, ni a buscar una mano en el hombro.

Venimos a trabajar para adelante, a volver a constituirnos. Lo hacemos juntos porque es más fácil que individualmente. Los valores de actitud positiva son contagiosos”, subraya Gustavo, que se formó en Cleveland Clinic, donde conocieron a René Favaloro.

En Ohio, Estados Unidos, nacieron los dos hijos de la pareja: Nicolás y Luciana, de 44. “Luciana, como todos los hermanos de quien se fue, es una sobreviviente de la tragedia”, cuenta Moñi, abuela orgullosa de Facundo, seis años. Luciana es artista digital. Una de sus obras viste la tapa de “Donde la palabra calla”, el libro de los Berti que publica editorial Grijalbo.

Allí cuentan su historia y su experiencia en el grupo RENACER. “La memoria de nuestros hijos no significa dolor ni frustración. Es memoria de amor. Tenemos que dar a los otros esa sonrisa y ese amor que ellos nos inspiran. Por eso en nuestros grupos hay ambiente de alegría. Muchas veces me preguntan cómo hago para reírme y bailar. Nos han dicho que el padre que pierde un hijo está muerto en vida. No es así. El hijo, al morir, no debe transformarse en un verdugo de sus padres. Porque, en realidad, un hijo nunca muere.

Ante este hecho terrible, una vez aceptado, el desafío es encarar una transformación profunda. Darle sentido al dolor. Esa pérdida nos da la posibilidad de ser mejores personas aún y de ayudar”, dice Moñi que viaja con su marido para dar charlas.

“Los grupos se reúnen cada semana. Es una entidad 100 % solidaria y gratuita. Nos auto-financiamos, no aceptamos donaciones ni fondos”, destaca Gustavo.

¿Qué pasa cuando los padres no pueden salir del dolor?. “Nunca nos pasó. Me acuerdo de una pareja que, hace muchos años, cuando todavía no teníamos sedes en Buenos Aires, manejaba todos los meses 800 kilómetros para venir a vernos a Córdoba. Llegaban llorando. Hasta que en un momento hicieron un click. Querían curarse. Salir adelante”, cuenta Moñi.

“Si un padre, cualquiera, puede encontrar sentido a la fatalidad, todos pueden hacerlo. Lo peor es encerrarse. Para estar mal ni siquiera hace falta levantarse de la cama”, advierte Gustavo. Moñi toma la posta: “Perder un hijo es tremendo. Pero si además me dejo morir con él, resulta atroz. Una vez que lo dejé en el cementerio, me responsabilizo de cómo me pongo de pie. Somos padres que hemos caído en el abismo. Logramos levantarnos, sonreír y abrazar a otro que nos necesita. Somos importantes. Somos valiosos. Vivir sigue siendo un privilegio”

¡LIBERÉMONOS!. LA FORMA EN QUE NUESTROS HIJOS PARTIERON, PERTENECE AL PASADO

¡LIBERÉMONOS!. LA FORMA EN QUE NUESTROS HIJOS PARTIERON, PERTENECE AL PASADO

anibalcaropreso

domingo 14 abril 2024

Encuentro Buenos Aires 2011

En el Encuentro de Avellaneda – Buenos Aires- llevado a cabo el 14 de Mayo de 2011, Alicia Schneider y Gustavo Berti respondían distintas preguntas:

¡Liberémonos!, la forma en que nuestros hijos partieron, pertenece al pasado

Alicia Schneider: Hay una pregunta que dice:

¿Cómo hacemos si el papá o la mamá tienen ganas de llorar y expresa su dolor en las reuniones?

A los papás nuevos se les recibe antes de la reunión principal y ahí en el grupo pequeño se le abraza, nos presentamos y, a lo mejor, ellos comentan lo que les ha pasado. Simplemente, el tema es que, si bien el padre/madre pueden llorar, inmediatamente otro papá lo consolará sin duda y va a intentar sacar a ese papá de ese momento, lo cual no quiere decir que se lo vaya a callar, pero hay un límite para todo.

Eso lo comprendimos muy rápidamente. Al comienzo (de RENACER), dejábamos que todo el mundo hiciera su catarsis.

¿Se imaginan lo que era eso?

Cierta vez una mamá dijo: “A mi hija la mataron y antes de matarla la torturaron” y acto seguido empezó a comentar como la habían torturado.

En ese momento, nos dimos cuenta que eso no era posible y entonces la cortamos (gentilmente) diciéndole: “Querida mamá, nosotros ya sabemos que lo que has vivido es muy doloroso. Pero, sin duda, que si vas a contar la forma en que tu hija murió, hace ya tres años, eso va a hacer que en todos los que están acá, recrudezca la forma en que sus hijos murieron, la forma en que sus hijos hicieron su partida, y no va a ayudar a nadie. Tú, cuando llegaste al grupo, dijiste que tenías mucha fuerza para ayudar, ésa es la fuerza que nos gustaría ver. No nos gustaría que nos cuentes la forma en que sufrió tu hija, porque una vez más te decimos que la forma en que nuestros hijos partieron pertenece al pasado. La forma en que tu hija se fue, es del pasado. No la atraigas a este momento, no los vamos a matar cada vez que recordamos como murieron.”

¡Liberémonos!

EN ESTAS PASCUAS !!!

EN ESTAS PASCUAS !!!

anibalcaropreso

domingo 31 marzo 2024

Fechas, Fiestas, Aniversarios, Mensajes

Este mensaje, fue escrito oportunamente por Alicia Schneider y Gustavo Berti, que si bien ya ha sido publicado en otras oportunidades, como todo mensaje, nunca deja de estar vigente hoy:

«… Los dejamos con un pensamiento…especialmente para los padres nuevos, o para aquellos que pueden haber despedido a otros seres queridos en los últimos tiempos, porque la vida no se detiene.

Quizá estas sean, especialmente para quienes son religiosos, y aún para quienes no lo son, las primeras Pascuas sin ese ser muy querido que pudo haber partido no hace mucho tiempo.

Siempre la primera fecha especial sin ellos es la más difícil, pero hay que enfrentarla. Si no lo hacemos este año, el próximo será la primera vez.. Sería solo posponer lo inevitable.

Vivimos en el mundo donde todo continúa, como si “nada hubiera pasado” y sin embargo, nosotros, ya no somos los mismos. Nuestra vida ha cambiado.

Procuremos que esos seres que tanto amamos y añoramos, sean portadores de un mensaje de muchísimo Amor, que es el que daremos a otros que lo necesitan en su nombre.

Permitan que aflore toda esa increíble capacidad de compasión y benevolencia de que somos capaces después de comprender el sufrimiento en su verdadera y profunda dimensión regalando nuestro tiempo, palabras y afecto a quien lo necesita.

Entonces estas Pascuas adquirirán un sentido tan valioso como nuestros seres más queridos.

Ellos estarán en su pensamiento, en sus acciones, ellos estarán unidos a nosotros siempre… … … … … … … «El Amor nunca muere«

NO TENGO NECESIDAD DE HACERt «MI DUELO», TENGO NECESIDAD DE DE CUIDAR AL OTRO PAPÁ/MAMÁ QUE VIENE Y ME NECESITA

NO TENGO NECESIDAD DE HACERt «MI DUELO», TENGO NECESIDAD DE DE CUIDAR AL OTRO PAPÁ/MAMÁ QUE VIENE Y ME NECESITA

anibalcaropreso

martes 26 marzo 2024

Esencia de Renacer

En lo que hace a la tarea de los grupos, de mantener el sustento de los grupos RENACER, es un grupo único porque a diferencia de todos los otros grupos de Ayuda Mutua, nosotros nos reunimos por algo que no tenemos y que no queremos olvidar.

Aparte de eso, tenemos un sustento y un sustrato filosófico – antropológico sólido que era necesario hacerlo. Y en el fundamento para los grupos, lo basamos en la necesidad de «la presencia del otro» en la vida nuestra. Porque si no tengo «otro» enfrente mío, no hay grupo. Entonces para que el grupo exista tiene que haber otro sentado al frente.

Y para que el otro vuelva, yo tengo que preocuparme más por el otro que por mí mismo.

Y en la medida en que me preocupo más por el otro, porque necesito que vuelva, salgo de mi propio dolor. «Comparto» el dolor del otro, es decir, la compasión por el otro hace que mi dolor desaparezca. El «ser con el otro», no hay otra forma.

Entonces, esto es importante, porque muchos papás van al grupo simplemente a descargar todas sus molestias, todo su dolor, y no se dan cuenta que hay otra persona al frente de quien ellos necesitan. Es decir, en el grupo yo no voy a ayudarme a mí en el fondo, voy a ayudar al papá que viene y que está al frente mío.

Ese es el mensaje que nosotros queremos transmitir, porque entonces sí «es una verdadera alternativa al duelo».

No tengo necesidad de hacer «mi duelo». Tengo necesidad de cuidar al otro papá/mamá que viene y que me necesita, y que yo necesito de él.

Nosotros acompañamos a los padres y les decimos: «Ustedes son responsables por la manera en que viven su vida. Si ustedes viven mal, no pueden culparlo al hijo, es su decisión; si eligen vivir bien, tampoco pueden hacer responsable al hijo, es su decisión, pero son responsables».

Y hasta ahí llega el grupo. Porque como no imponemos valores en los grupos, la responsabilidad es un valor neutro, porque después llega el papá y dice: les decimos que no, ¿ante quien sos responsable?, ¿ante la vida, ante tu familia, ante Dios, ante el hijo que partió?, esa es tu decisión. Nosotros hasta ahí acompañamos y nos sentimos cómodos con eso, porque la responsabilidad es un valor neutro.

Es muy fácil imponer valores a las personas que sufren. Tenemos que ser muy cuidadosos de no hacerlo.

RENACER Esencia y Fundamentos

Transcripción: Adriana Coca, mamá de Luciana.